El mediocampista mexicano del Eintracht se ha consolidado esta campaña como titular, superando la incertidumbre que lo tenía relegado a la banca. ¿Cuál fue el factor que cambió el destino de Fabián en la Bundesliga?
Marco Fabián está convertido en uno de los hombres importantes del Fráncfort, siendo pieza fundamental del buen momento de un equipo que pasó de luchar por no descender a ser una escuadra que al final del torneo bien podría aspirar a un boleto para competencias Europeas, además de llevar paso firme en la Copa Alemana.
En una formación caracterizada por una rígida disciplina táctica y que apuesta por compensar su presupuesto limitado a base de meter duro la pierna, el exchiva es el encargado de abrir caminos desde el mediocampo hasta el área del rival, atreviéndose a romper esquemas, basado en su toque educado y su picardía. Marca los tiempos cuando tienen la posesión del esférico, buscando desequilibrar al contrario a base de gambetas o provocando sorpresa por medio de trazos largos. Además, ha comenzado a pesar como anotador, ayudando a que las águilas sumen puntos.
Cruzar el charco
De la Mora llegó a Alemania a petición de Armin Veh durante el mercado de invierno de 2015-2016. Su fichaje fue anunciado con bombo y platillo en Fráncfort, un equipo hurgido de gol, pero sobre todo, de ideas y solvencia al ataque.
Las águilas habían pasado buena parte del campeonato muy cerca de la zona de descenso y la directiva decidió abrir la cartera bajo la filosofia del „más vale prevenir que lamentar”. Veh fue el artífice del último campeonato del Stuttgart con ayuda de Pavel Pardo y Ricardo Osorio. Su experiencia con los mexicanos era positiva y en busca de remediar el mal paso de su equipo apostó por el tapatío.
Un jugador que había dado mucho de que hablar cuando debutó en Chivas, pero que después se había ido apagando. Su pase a Cruz Azul despertó nuevas expectativas. Se hablaba de que con los "cementeros" iba a brillar, porque la delantera capitalina estaba mejor armada y que alejarse de su ciudad natal lo haría madurar, pero volvió a dejar la sensación de que no había explotado todo su potencial.
También a nivel selección se le llegó a catalogar como talento revelación, augurando una mejora sustancial en el desempeño del mediocampo tricolor, pero al final dejó el mismo sabor que con sus clubes.
Un diamante en bruto
Sus destellos de genialidad eran bien conocidos en México. Solía emocionar a la afición con alguna de sus genialidades. Pero después de una gran actuación, Fabián podía pasar desapercibido durante varios partidos.
La prensa deportiva generalmente prefería empeñarse en sufrir con la idea de que Marquito era un diamante que no terminaba de pulirse, que ensañarse con acusaciones que terminasen de una vez por todas con el mito de Fabián, con esa leyenda, que nunca iba a ser... o más bien, que siempre iba a ser solo eso, un mito, una mentira y nada más.
El pastorcito y el lobo
Los pronósticos sobre su futuro en Fráncfort parecían calcados de cualquiera de los titulares que anunciaban una de sus nuevas empresas: Marco tiene las cualidades para triunfar en su nuevo club, hace falta ver si finalmente logra mantener la regularidad.
Pero había una vez un pastorcito que cuidaba un rebaño. Para divertirse llamaba a la gente del pueblo gritando "ahí viene el lobo, ahí viene el lobo". Hasta que un día ya nadie le creyó.
Ese pastorcito se llamaba Robinho o Bojan. Porque a Fabián le seguimos creyendo... sobre todo porque venía a Alemania.
Descubriendo el hilo negro
Los estereotipos son odiosos. Cada persona es única y etiquetar a alguien por su lugar de procedencia es tan impreciso como falto de fundamento. Pensar que Alemania sería el antídoto que sanaría la irregularidad del alegre jugador mexicano suena muy simplista e infantil, si no fuera porque el problema de De la Mora parecía bien identificado: la falta de disciplina.
En "el país de la puntualidad" sabrían qué hacer con esa buena materia prima, que había sido bien trabajada, construyendo un producto de calidad.
A partir de ahora la foto de Marco estaría solo en las portadas de los diarios deportivos y no se escribiría sobre su vida privada, porque los germanos no tolerarían los deslices fuera de las canchas, que lo hicieron igual de famoso que dentro de ellas. Nada de tablets robadas en Perú o rumores de esa índole. Si no trabajo duro antes y durante los partidos.
El debut de la nueva águila le llenó el ojo a los medios alemanes. El cronista que narra los encuentros para la televisora que tiene los derechos de la Bundesliga no salía de su sorpresa cada vez que la eterna promesa mexicana se escapaba por la banda izquierda para centrar a la zona donde rondaba Alex Meier. Ni él ni casi nadie conocían bien a bien a Fabián, pero de inmediato auguraron una carrera de éxito en el balompié del país.
Pero con todo y el cariño que siempre se le ha tenido al exchiva y excruzazulino, en México se reaccionó con mayor cautela. Pocos pusieron en entredicho que comenzara pisando fuerte. Muchos confiaban en que brillaría en su debut y en su segundo partido y en el tercero. Pero... ¿y para el cuarto? ¿Y el quinto?
El campamento de invierno con el Eintracht no podía haberlo transformado tan rápido... o sí? Herr De la Mora se había convertido en un disciplinado y recatado teutón? O era cuestión de tiempo hasta que Marco le dijera de nuevo "hola" a una revista del corazón?
La ley de Murphy
En su segundo y en su tercer compromiso... y en todos los que le siguieron, sin embargo, cumplió. El técnico de Fráncfort no se había equivocado con Fabián, que en el campo era todo un irreverente, pero entre partido y partido se manejaba con discreción.
Pero a veces, hacer bien todo lo que tienes que hacer no basta. Marco se había afianzado en el cuadro titular a base de su desempeño individual. El problema con el fútbol es que se trata de un deporte en equipo... y el equipo no cumplió.
Después de un par de victorias espectaculares, los resultados no se le dieron a Veh, mayoritariamente por fallos a la hora de defender y su contrato fue rescindido.
Nada indicaba que el puesto del mexicano estuviera en peligro con la llegada del estratega entrante al banquillo del Eintracht. En el primer partido de Kovac, la fe en el tapatío parecía tan grande que lo colocó como centro delantero. Pero el experimento no funcionó. Fabián pasó desapercibido buena parte de aquel cotejo, que no concluyó. Al croata no le cuadró y lo mantuvo relegado del cuadro titular hasta que finalizó la temporada.
Teorías de la conspiración
La decisión de Kovac cayó con tanta sorpresa, que las especulaciones sobre un posible conflicto personal entre ambas partes se expandieron como la noticia de la muerte de Juan Gabriel.
La más sonada fue la esgrimida por el propio padre del futbolista, que aducía como razón del supuesto desencuentro cierto rencor de parte de su DT nacido tras la eliminación de la selección de su país, de la cual él era entrenador, a manos del combinado azteca.
Kovac no le huyó al tema y atajó las críticas aclarando que su decisión era netamente futbolística. El mediocampista traído por su antecesor no cabía en un esquema de emergencia, dedicado a evitar el descenso del histórico equipo con sede en la capital financiera alemana. Su idea era salvar a base de fuerza al Fráncfort, apostando por un estilo de juego duro como el de los balcanes y en su plantilla, Niko, veía a otros elementos en su cuadro más adecuados para pararse en su formación con alma espartana.
Los estereotipos son odiosos
Los concurrentes por los puestos en la mitad del campo del Fráncfort eran claramente más altos y corpulentos que Marquito. Ninguno tiene el control de balón que él posee, pero el míster buscaba fuerza, no belleza.
Se trataba de un problema de actitud, más que de aptitud. Roberto Carlos es la prueba de que la altura no tiene que ver con la calentura a la hora de querer recuperar la pelota. A mí me tocó verlo por primera vez en un emparejamiento de Champions entre Feberbaçe y PSV. El brasileño era un auténtico pitbull que repartía mordidas a lo largo y ancho del rectángulo de hierba, en torno al cual miles de hinchas turcos aclamaban su nombre.
El meollo de todo este asunto es que al futbolista creativo hecho entre Baja California y Quintana Roo no le gusta correr y está acostumbrado a ser una diva: su tarea es brillar, lucirse, gozar.
Pero el fútbol alemán no es así. El mismo Roger Schmidt ha alabado en múltiples ocasiones la disciplina táctica de Javier Hernández, quien no apostó exclusivamente por el argumento de su alto promedio de definición para seguir sumando minutos, sino que buscó sumar a sus credenciales como atacante una decidida actitud de sacrificio a la hora de que su equipo no tiene el balón.
El mismo ejemplo pero al revés puede recuperarse del paso de Manuel Rivera, salido de las filas del Pachuca a Eslovaquia. Frente a la cámara me dejó impresionado con su capacidad para dominar la pelota, que hacía rebotar en la cabeza de un monumento de Trnava, para recibirla de pechito y continuar su exhibición de free-styler por varios minutos. Durante los partidos que me tocó seguirlo sabía quitarse a cuanto rival quería.
Pero poco antes de terminar mi reportaje sobre él, su presidente me invitó a comer y antes de ordenar me pidió como favor que le dijera a Rivera que tenía que entender que el fútbol eslovaco era como el alemán: si no defiende el entrenador lo va a sentar. ¿Viste como aplaude la afición cada barrida? Aquí lo más importante es meter la pierna.
Cada fábula tiene una moraleja
Para la jornada tres del campeonato en curso ocurrió una gran sorpresa. Las buenas historias necesitan giros inesperados para hacer que valga la pena contarlas. La nuestra cuenta con ello.
Pocos esperaban el regreso de Marco Fabián a escena. Los dos equipos de la Bundesliga que cuentan con mexicanos entre sus filas se verían las caras. Pero contrario a la tendencia que conocemos, la prensa mexicana no calentó el duelo ente Chicharito y Marco Fabián, pues pensar en que este último saltara al campo, siquiera como relevo, parecía tan imposible (otra vez) como la muerte de Juan Gabriel.
Fabián no solo le ganó aquella partida a Javier, sino que le hizo honor a su nombre, pues marcó y dio una asistencia, para conseguir una victoria que tampoco nadie auguraba.
Desde entonces no ha soltado la titularidad, sigue anotando, pero lo más importante, juega bien.
Entonces, ¿por qué Kovac no lo había utilizado? Eso, con certeza lo sabe solo Kovac. Pero a menos de que no se ventile más adelante algún desacuerdo entre ambos, podemos decir que la moraleja de este cuento es que el mexicano se adaptó finalmente a la Bundesliga.
Si Fabián es ahora más puntual, más disciplinado, o sea, más alemán, es algo que no podemos saber. Lo que es un hecho es que en lo que va de esta temporada se ha convertido en un jugador diferente: sigue manteniendo sus cualidades ofensivas, pero ahora, no para de correr, ayuda en todo momento a la defensa y mete el cuerpo sin miedo.
Ahora, el que Marco se vaya a bajar de la montaña rusa a la que nos tenía acostumbrados está aun por verse. Lo cierto es que, como una vez me confió Pavel Pardo, "la gran diferencia entre el fútbol alemán y el mexicano es que en México auténticamente aplica el 'haz fama y échate a dormir', mientras que en Alemania si aflojas un partido te llaman la atención, si son dos te sacan de cambio y si son tres te sientan, porque detrás tuyo hay muchos que quieren tu puesto; y una vez que pierdes la titularidad te toca esperar a que el otro afloje, pero... ¿y si no afloja nunca?".
Así las cosas. No son las salchichas ni el frío. Tampoco será el carácter más inflexible de los alemanes. De la Mora se habrá ya dado cuenta de que en la Bundesliga la titularidad está siempre en juego, pero más que nada, que aquí, no basta con jugar bonito, hay que correr y recuperar la redonda, da igual en que posición se juegue. Y por el momento está convertido en el rey de la montaña. DW. | DW.COM | 22.10.2016