
La primera fábrica rápida, un proyecto conjunto con la especialista en plásticos Oechsler AG, fue establecida en la pequeña ciudad bávara de Ansbach en 2015. Debía usar impresión 3D y robótica, sin trabajo manual, para recortar el tiempo de entrega a los consumidores europeos. El año pasado, se abrió la segunda en Atlanta. La lógica de la compañía era clara: produce aproximadamente 90% de sus zapatos en Asia, pero menos de un tercio de sus ventas se origina allí.