Con los ojos chispeantes de orgullo y una enorme sonrisa que evidenciaba su satisfacción, el rostro de Joachim Loew era la imagen misma de la alegría tras ser proclamado en la tarde del lunes Entrenador Mundial de la FIFA 2014 durante la gala celebrada en el Kongresshaus de Zúrich.
"Para mí es un honor enorme recibir este premio tras un año tan exitoso. Es la guinda del pastel de la Copa Mundial", señaló Loew (54) ante el público reunido en la sala, lo más granado del fútbol mundial. Momentos antes había aceptado el trofeo de manos de su compatriota Ottmar Hitzfeld. En un gesto muy propio de su personalidad, el seleccionador alemán no dudó en afirmar que tanto Carlo Ancelotti como Diego Simeone, los otros dos finalistas, habrían merecido igualmente el galardón.
Alemania llevaba esperando 24 años un nuevo título mundialista, y Loew pasará a la historia como el hombre que le dio a su país la cuarta Copa Mundial. Tras la deslumbrante Gala del FIFA Ballon d’Or, el seleccionador, nacido en la Selva Negra, comentaba a FIFA.com en entrevista exclusiva: "Si consigues proclamarte campeón del mundo, evidentemente, es una situación perfecta. No se puede aspirar a más. Ese fue durante muchos años nuestro objetivo. Es el resultado de un esfuerzo muy prolongado, y también de muchas decisiones correctas por parte de la Asociación Alemana de Fútbol. Y es también el resultado de la buena formación que se ofrece en Alemania, así como de las estructuras existentes".
Pero Loew, que aún sobre el escenario quiso dar las gracias a todos los entrenadores que a diario viven con pasión el fútbol sobre el terreno de juego, no se da por satisfecho y tiene ya la vista puesta en futuros desafíos. "El mayor reto es ahora revalidar el triunfo mundialista. Un título, por sí solo, está muy bien, pero reeditarlo... Eso son palabras mayores". Ansioso ya de poner manos a la obra, quiso recalcar que "todos evolucionamos. El fútbol evoluciona. España lo consiguió, y ése ha de ser un poco para nosotros el ejemplo a seguir".
