Los pocos minutos de los que gozó Javier Chicharito Hernández durante el último partido de Champions League no pasaron desapercibidos para nadie. El Real Madrid, automáticamente primero de su grupo, no se jugaba nada en la competición europea. Pero su principal estrella sí.
La campaña que lleva realizando la entidad madridista alrededor de Cristiano Ronaldo para la consecución de su tercer Balón de Oro ha quedado ensombrecida tras los recientes récords de Lionel Messi, uno de sus principales rivales para ganar el codiciado trofeo. El argentino se proclamó ante el Apoel máximo anotador de la historia de la competición, sólo dos goles por delante del delantero portugués, que prácticamente acariciaba dicho logro con sus dedos.
El Real Madrid es consciente de la obsesión de su estrella por ganar títulos individuales y que si su mejor hombre está contento, el club madrileño es capaz de ganar a cualquier rival. Ancelotti, técnico que ha sabido ganarse al vestuario a base de paz y amor, sabe que conseguir títulos pasa por la felicidad de Cristiano y que en estos momentos es directamente proporcional con sus registros goleadores.
Por esta razón el técnico italiano descartó automáticamente la contratación de Luis Suárez, un delantero puro de los que anhela el Santiago Bernabéu. El Real Madrid necesita un atacante que conceda goles a Cristiano, no que se los quite como hubiera ocurrido con el crack uruguayo o como podría haber ocurrido con Chicharito en el caso de haber jugado ante el conjunto suizo. Y en este complejo engranaje empezó a brillar con luz propia desde hace tiempo uno de los jugadores con menos carisma y más criticados por la afición blanca: Karim Benzema.
Su incomprensible pero manifiesta confianza la explicó recientemente Ancelotti tras calificarlo como un jugador de una labor insustituible en el terreno de juego. El delantero ha dejado a un lado los goles para ser un híbrido entre un 9 y un 10, más preocupado por el juego en equipo que por anotar, factor que aunque no le guste a la hinchada, al director técnico le encanta. Y por esa razón, el francés ha encontrado en Cristiano Ronaldo su máximo protector dentro del campo. El portugués sabe que Karim conoce a la perfección su rol y que jamás se entrometerá en su lucha por ser el máximo goleador de determinadas competiciones. Cristiano, obsesionado por marcar en Champions, lo último que necesitaba ante el Basel era un jugador que le pudiera robar goles valiosísimos para acercarse a Lionel Messi. Ante el Cornellá, sin ningún record del portugués en juego, Chicharito pudo disputar el partido completo.
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Los últimos diez minutos de la vergüenza en Champions League con un Madrid ya clasificado fueron un claro mensaje a Chicharito, que si quiere durar en la capital española tendrá que seguir los pasos de Benzema como actor secundario del gol. Con una jugada magistral en Copa del Rey ha demostrado que también sabe asistir, acción que sin duda habrá gustado mucho al portugués. Y más porque el regreso de Jesé Rodríguez, que también sabe cómo sacar una sonrisa a Cristiano en forma de pases, es inminente.