RIO DE JANEIRO (AP) -- Joao Havelange, el expresidente de la FIFA que por dos décadas transformó al organismo rector del fútbol en un lucrativo negocio y en una incubadora para la corrupción, falleció a los 100 años.
Havelange, que sufría una infección respiratoria, murió el martes por la mañana, justo mientras Río de Janeiro alberga los Juegos Olímpico, informó el Hospital Samaritano de Río de Janeiro.
En 2009, Havelange encabezó la presentación de Río ante el COI para solicitar la sede de los Juegos, invitando a los miembros del organismo a "sumarse a celebrar mis 100 años" en la justa olímpica de 2016 en Brasil.
La bandera brasileña flameaba a media asta el martes en las sedes olímpicas y el Comité Olímpico Internacional envió un mensaje de condolencias a la familia de Havelange.
El presidente de la FIFA Gianni Infantino, por su parte, elogió cálidamente al brasileño y dijo que "toda la comunidad del fútbol debe agradecer" los aportes que le hizo al deporte.
"En sus 24 años como presidente de la FIFA el fútbol pasó a ser un deporta verdaderamente global, llegando a nuevos territorios y llevando al fútbol a todos los rincones del mundo", manifestó.
El brasileño expandió la Copa del Mundo de 16 a 32 selecciones y la convirtió en uno de los eventos más populares del planeta. Organizó seis mundiales como presidente entre 1974 y 1998, cuando fue reemplazado por Joseph Blatter. También consiguió lucrativos contratos, incorporó nuevas federaciones a la FIFA y creó el Mundial de mujeres.
Blatter dijo que Havelange siempre será sinónimo de la expansión del fútbol y de haberlo convertido en un "lenguaje universal".
"El fútbol debe estar agradecido con él", expresó en un comunicado. "Gracias a Joao Havelange, el fútbol es el deporte más importante del mundo. No solo desde una perspectiva social, cultural y económica, sino también por su impacto económico".
Con el botín económico llegó la corrupción de algunos de los principales dirigentes del fútbol, incluido el propio Havelange. En 2013, el juez de ética de la FIFA Joachim Eckert dijo que la conducta de Havelange fue "moral y éticamente reprochable".
Sin embargo, nunca fue sancionado, y se le permitió renunciar como presidente honorario de la FIFA en 2013.
"Si alguien le hubiese aconsejado que cobrase un sueldo, nada de esto habría pasado", sostuvo Patrick Nally, quien fue asesor de márketing de la FIFA en la década de 1970. "Lo que hizo Havelange por la FIFA fue extraordinario. No fue un bandido. Fue un visionario".
Havelange también fue miembro del COI hasta su renuncia en diciembre de 2011, argumentando motivos de salud, en medio de denuncias de que aceptó un soborno de un millón de dólares de un socio comercial de la FIFA en la década de 1990.
Tres de los dirigentes más vinculados con escándalos de corrupción -su ex yerno Ricardo Teixeira, Chuck Blazer y Jack Warner- llegaron al comité ejecutivo de la FIFA durante la presidencia de Havelange. Los tres serían acusados de corrupción en 2015 por las autoridades suizas y estadounidenses, en el mismo escándalo que provocó la caída de Blatter tras 17 años al mando.
Havelange fue acusado junto con Texeira de cobrar millones de dólares en coimas por los derechos de transmisión de los partidos. Los dos se desvincularon de la FIFA en el 2012 y el 2013 respectivamente para evitar ser sancionados por la comisión de ética del organismo.
Texeira fue acusado formalmente en Estados Unidos de corrupción, pero sigue libre en Brasil, que generalmente no extradita a sus ciudadanos.
Blazer, que veneraba a Havelange, admitió numerosas irregularidades y su testimonio fue clave en la investigación que inició la justicia estadounidense. El dirigente estadounidense está gravemente enfermo, esperando ser sentenciado.
Warner, otro viejo aliado de Havelange, también ha sido acusado y lucha por evitar que su país, Trinidad y Tobago, lo extradite a Estados Unidos.
La FIFA era una pequeña organización con apenas una decena de empleados cuando Havelange alcanzó la presidencia en 1974.
"Cuando llegué a la sede de la FIFA en Zúrich, encontré una casa vieja y 20 dólares en la cajita", declaró alguna vez Havelange, según el portal de internet de la FIFA. "El día que me fui, 24 años después, dejé propiedades y contratos que valían 4.000 millones dólares. Yo diría que no lo hice tan mal".
Fue reelegido presidente seis veces, aprovechando su capacidad para tejer redes de contactos en todo el mundo. Bajo su mando, la FIFA sumó un tercio de miembros, para llegar a más de 200 naciones y territorios, y China fue readmitida en 1980, tras salirse de la organización en 1958.
Se empeñó en modernizar y profesionalizar la FIFA, buscando fuentes adicionales de ingresos y así no depender sólo en los ingresos esporádicos recabados cada cuatro años en los mundiales. Fue el artífice de millonarios contratos de derechos de televisión y concretó acuerdos de patrocinio con grandes corporaciones.
"Sumé 26.000 horas de vuelo, el equivalente a pasar tres años en un avión", recordó Havelange. "El único país que nunca visité fue Afganistán, porque no me dejaron entrar".
Hijo de padre belga y madre brasileña, Havelange fue un destacado atleta en sus años mozos. Sobresalió como futbolista en las inferiores del club Fluminense, pero su fuerte estuvo en la natación, representando a Brasil en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Además integró el equipo de polo acuático en los Juegos de Helsinki 1952.
Presidió la Confederación Brasileña de Fútbol durante casi dos décadas, período en el que la selección ganó sus tres primeros campeonatos mundiales, en 1958, 1962 y 1970.
Havelange fue el primer presidente no europeo de la FIFA y el que más duró en el cargo, que dejó a los 82 años.
En un sondeo realizado en 1999 por el COI, Havelange quedó entre los tres grandes dirigentes deportivos del siglo XX, detrás del expresidente del COI Juan Antonio Samaranch y Pierre de Coubertin, fundador de las olimpiadas modernas. Havelange ingresó al COI en 1963.
En junio de 2006, Havelange recibió la Orden al Mérito de la FIFA.
A Havelange le fue implantado un marcapasos en 2006. Permaneció hospitalizado por más de dos meses en 2012, incluyendo varias semanas en cuidados intensivos, debido a una infección en el tobillo derecho.