La historia reciente del fútbol alemán está llena de controvertidas decisiones en las que los árbitros concedieron goles que no existieron, o negaron otros que fueron evidentes. Basta recordar la polémica del gol fantasma del Leverkusen, cuando el balón ingresó a la portería del Hoffenheim por un lado, debido a que la red del arco estaba rota.
En este caso la anotación se concedió como regular aunque el balón no atravesó la línea de gol, lo que sí ocurrió –sin haberse reconocido- en la final de la Copa Alemana del 2014 en Berlín con un cabezazo de Mats Hummels del Dortmund, que el defensor central Dante del Bayern rechazó desde detrás de la raya de meta.
En ambas ocasiones los errores fueron documentados por las cámaras de televisión, las mismas que a partir de esta temporada deben asistir a los árbitros de la Bundesliga, quienes antes de validar un gol recibirán una señal que les confirmará sí este efectivamente existió.
El ojo de halcón fue aprobado por la mayoría de los equipos alemanes en una reunión el pasado mes de diciembre como respuesta a los debates generados por los sucesos de Berlín y Hoffenheim. La de Alemania se convierte así en la tercera gran liga de Europa en vincular la ayuda técnica en su campeonato. La primera en hacerlo fue la Premier League de Inglaterra en la temporada 2014/2015, la Ligue 1 de Francia la estrenó el fin de semana pasado, y la serie A de Italia empezará a usarla a finales de agosto.
En cada estadio en el que se juegue un partido de la Bundesliga se instalará un sistema de 14 cámaras. A cada portería se le asignan siete de ellas, todas conectadas a un computador que calcula en tiempo real los diferentes ángulos de la posición de la pelota. De esta forma, cada vez que ella atraviese la línea de gol, el árbitro se entera mediante la recepción de una señal en el aparato en forma de reloj que porta en su muñeca.
Tecnología inglesa a bajo costo
Por este servició la Bundesliga pagará por partido aproximadamente 8.000 euros, como acordado con la empresa inglesa Hawk Eye que va hasta el año 2018 y que incluye la instalación del sistema en cada jornada, su operación y manutención.
Tras hacer un estudio de costos se descartó trabajar con la empresa germana Goal Control, encargada de velar por la legalidad de los goles durante el Mundial de Brasil 2014 y pionera en este tipo de innovaciones tecnológicas en el fútbol.
El salto alemán al balompié del futuro le cuesta a cada club 136.000 euros por temporada. La mayoría de los equipos hacen este gasto convencidos de su utilidad. Abiertamente a favor del ojo de halcón están –por ejemplo- Schalke, Hannover, Gladbach y Wolfsburgo.
Ellos han impulsado el uso de ayudas tecnológicas que califican como inversión “sensata”. Los árbitros alemanes, quienes fueron los principales promotores del cambio, también manifestaron su satisfacción por una ayuda que a su juicio “alivia nuestras decisiones”. DW.COM | 10.08.2015