Hablar de Atlas no sólo es referirse a uno de los equipos de más abolengo e importancia en México, es conocer una parte significativa de la identidad de Guadalajara, de la idiosincrasia y valores de su gente. A casi un siglo de distancia de sus orígenes, en los que estuvo presente la misma pasión por el fútbol que mueve hoy en día a quienes integran la institución, resulta importante recordar los acontecimientos que llevaron a la fundación del Club en 1916.
El mejor punto para iniciar a narrar esta historia es el México de la era de la Revolución. Una época en que inmigrantes europeos llegaban a iniciar una nueva vida en un país generoso y abierto para asimilar distintos rasgos culturales, al transformarlos en propios.
La ciudad de Guadalajara se convirtió en un sitio especialmente atractivo para los europeos recién llegados por su abundancia de recursos y entorno pacífico. Una de tantas familias que se asentó en la Perla de Occidente fue la de Manuel Cortina, procedente de Madrid y padre de dos hijos, el menor de ellos era Juan José, quien estaría destinado a ser un incansable visionario con una idea que cambiaría para siempre el panorama cultural de la localidad.
Juan José Cortina pasó la mayor parte de su infancia estudiando en Inglaterra, donde su pasatiempo favorito era practicar un deporte, de reciente creación en esos días, que lo cautivó por completo: el fútbol.
Al morir su padre se vio obligado a tomar el control de las propiedades familiares en Guadalajara. La semilla emprendedora ya crecía en su interior al momento de regresar al país y enterarse de que varios jóvenes de importantes familias como los Fernández del Valle y los Orendain también habían regresado de colegios ingleses donde practicaron este nuevo deporte, decidió reunirlos en un café del centro de la ciudad para desarrollar su providencial plan: la fundación de un club de fútbol con la disciplina, nivel y organización que había experimentado en sus viajes a Inglaterra.
Las conversaciones generaron un revuelo tal en todos los asistentes que se pactó la creación del club y Cortina consolidó así la propuesta que trascendería a su tiempo y expectativas iniciales. El 15 de agosto de 1916 quedaría fundado de forma oficial Atlas.
Como el mismo Juan José “Lico” Cortina relata en un artículo escrito en 1936: “A mí me tocó bautizarlo con el nombre de Atlas, pues nuestro entusiasmo era tal que ya nos creíamos el sostén del mundo”, al hacer referencia al titán de la mitología griega que cargaba al planeta en su espalda.
La identidad del equipo se concretó con la creación de un uniforme, idea motivada por el desacuerdo de los primeros atlistas con la informalidad de los jugadores locales de aquella época, quienes se limitaban a jugar con su ropa de uso diario. Fueron los hermanos Ernesto, Tomás y Rafael Orendaín quienes propusieron usar los colores rojo y negro, que simbolizaban al mártir san Lorenzo, patrono del colegio Ampleforth de Inglaterra, donde estudiaron.
Para completar la imagen del equipo, se decidió crear un escudo que a la postre se convertiría en uno de los más icónicos y elegantes de toda la historia del fútbol mexicano. Cortina acudió con un amigo cercano para que diseñara el símbolo.
“Fui con mi amigo y conocido artista don Carlos Stahl y le di una idea de lo que quería. Ni corto ni perezoso en menos de veinte minutos me presentó el escudo de la codiciada A blanca, con su fondo rojinegro”, compartió “Lico” Cortina en su crónica de 1936.
De forma casi inmediata se empezó a competir en contra de los otros equipos de la ciudad, como el Águila, Colón o Morelos, pero rápidamente se forjó una rivalidad que terminaría definiendo de forma significativa la identidad de Atlas: los juegos en contra del Guadalajara.
Es así que Atlas llegó para convertirse en uno de los equipos de mayor tradición y arraigo en el país, con miras hacia un futuro en donde se conserve la vocación de jugar un fútbol ordenado, técnico y ganador, respondiendo al apoyo de su afición, la Fiel.
Publicado Noticia LigaMx